miércoles, 21 de mayo de 2008

OVEJAS SÍ, BORREGOS NO






Ovejas sí, borregos no.

Estamos viviendo tiempos difíciles en nuestro quehacer educativo, como educadores populares y cristianos subvencionados por el Ministerio del Poder Popular de la Educación, nos ha estado ocurriendo desde hace algún tiempo que continuamente se nos irrespeta de muchas maneras en nuestros derechos laborales, siendo víctimas de injusticia y desigualdad de condiciones a pesar del buen trabajo que desarrollamos en nuestros Centros Educativos; maestros/as, obreros/as, administradores/as y directivos, cada día más somos excluidos del sistema educativo. Pues, ante esto no vayamos a perder la esperanza en Dios Padre, hijo y espíritu santo.

Hoy deseo hablar de las ovejas, los borregos y el buen Pastor. La diferencia entre borrego y oveja es determinante, el primero sigue al que precede por seguirle y éste camina porque detrás de él va el arriero, maltratando, empujando, sin saber éstos, hacia donde los dirigen. La segunda (ovejas) reconocen a su pastor, es decir, la fuente de su ser, lo siguen por la confianza, la fe, que inspira. El buen pastor da su vida por cada una de sus ovejas.

Como educadores cristianos es importante que en todo momento tengamos presente a Jesús como el buen pastor que cuida constantemente de sus ovejas. Es importante que sepamos discernir entre quienes nos guían y nos dirigen como pastores humanos (nuestros líderes) y si estos son pastores que siguen el ejemplo de Jesús o arrieros como falsos profetas.

«Os aseguro que el que no entra por la puerta en el redil, sino que salta la tapia, es ladrón y salteador. El pastor de las ovejas entra por la puerta. A éste le abre el guarda para que entre, y las ovejas escuchan su voz; él llama a las suyas por su nombre y las saca fuera del corral. Cuando han salido todas las suyas, se pone delante de ellas y las ovejas lo siguen, pues conocen su voz... Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor da la vida por sus ovejas; no como el asalariado, que ni es verdadero pastor ni propietario de las ovejas. Éste, cuando ve venir al lobo, las abandona y huye. Y el lobo hace presa en ellas y las dispersa. El asalariado se porta así porque trabaja únicamente por la paga y no le interesan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor, conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, lo mismo que mi Padre me conoce a mí y yo lo conozco a Él. Como Buen Pastor, yo doy mi vida por las ovejas. Tengo también otras ovejas que no están en este redil; también a éstas tengo que atraerlas, para que escuchen mi voz. Entonces se formará un único rebaño, bajo la guía del único Pastor» (Juan 10, 1-17).

Jesús nos invita a confiar en su infinita misericordia. Como ovejas tenemos el deber de reconocer a nuestros pastores, reconocer quienes son verdaderos siervos de Cristo <Imitad su fe> (He.13:7). Para ello tengamos presente, Sírvannos de ejemplo el capítulo 2 de su primera carta a la iglesia de Tesalónica, donde sobresalen prácticamente todas las virtudes pastorales: valor e integridad (
1 Ts. 2:2-3), afán de agradar no a los hombres, sino a Dios (1 Ts. 2:4-5), desprecio de la gloria humana (1 Ts. 2:6), abnegación (1 Ts. 2:6-8), amabilidad impregnada de espíritu paternal (1 Ts. 2:11) e incluso maternal (1 Ts. 2:7), disposición a sacrificar la propia vida en aras del ministerio cristiano (1 Ts. 2:8), diligencia hasta el agotamiento en el trabajo manual para no ser gravoso a sus hermanos en la fe (1 Ts. 2:9). Exento por completo de vanidad, recuerda a los tesalonicenses «cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes» (1 Ts. 2:10).

Muchas veces para los pastores ya sean sacerdotes, religiosas, laicos comprometidos en este caso nuestros Directores, Subdirectores y Coordinadores Pedagógicos no es fácil llevar a cabo esta tarea ¡Cuántas cavilaciones, cuántos desvelos, cuántas oraciones intercediendo por sus hermanos según sus necesidades espirituales o temporales, cuántas horas de estudio, cuántas conversaciones íntimas con objeto de orientar, consolar, aconsejar según convenga, incluso amonestar fraternalmente cuando haya motivo para ello...! Y todo eso lo hace el pastor fiel con celo, con profunda simpatía, superando sus propios desfallecimientos. Y sus decepciones, que no son pocas.

“El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar”
transmiten consuelo y confianza. Ezequiel 34-37

Para entender esto mejor, el Papa Benedicto XVI nos da un ejemplo tomado de nuestra vida. Los hijos no son “propiedad” de los padres; los esposos no son “propiedad” uno del otro. Los empleados no son “propiedad” de los jefes. Pero se “pertenecen” de un modo más profundo. Cada uno es una criatura libre de Dios, no se pertenecen como una posesión, sino en la responsabilidad. Se pertenecen precisamente porque aceptan la libertad del otro y se sostienen el uno al otro en el conocerse y amarse. Para el ladrón, para los dictadores, las personas son cosas que poseen. Para el verdadero pastor, las personas son seres libres, y porque las conoce y las ama, quiere que vivan en la libertad de la verdad.

En Ezequiel 34, 14 se lee la promesa del pastor: “Las apacentaré en pastizales escogidos…” Frente a esta promesa, Benedicto XVI afirma y pregunta: “Ya sabemos de que viven las ovejas, pero, ¿de qué vive el hombre?” Él nos responde que el hombre vive de la verdad y de ser amado por la Verdad. Es cierto que el hombre necesita alimentar su cuerpo, pero en lo más profundo necesita sobre todo la Palabra, el Amor de Dios.
Aquí hace una relación entre el sermón sobre el pan de vida del capítulo 6 de San Juan y el capítulo del pastor.

Nos explica que Jesús, como palabra de Dios hecha carne, no es sólo el pastor, sino también el alimento, el verdadero “pasto”; se entrega a sí mismo para darnos la vida.
Finalmente, el pastor sale en busca de la oveja perdida, la carga sobre sus hombros y la trae de vuelta a casa. Se encarna como ser humano para cargar la oveja, la humanidad, sobre sus hombros. En su encarnación y en su cruz conduce a la oveja perdida.
Benedicto XVI termina su reflexión sobre la figura del pastor diciendo:
“El Verbo hecho hombre es el verdadero portador de la oveja, el Pastor que nos sigue por las zarzas y los desiertos de nuestra vida. Llevados en sus hombros llegamos a casa. Ha dado la vida por nosotros. Él mismo es la vida.”

Pidamos especialmente a Dios Padre que derrame su Espíritu Santo como en Pentecostés, para iluminar a todos/as aquellos/as que cumplen la misión de pastores en nuestros sitios de trabajo e iglesias. Pastores que necesitamos hoy: un buen pastor a imagen de Jesús.
Educador/a sabes diferenciar ¿Cuándo somos ovejas y cuándo borregos? ¿Quienes ejercen de pastores siguiendo el ejemplo de Jesús? ¿Y cómo aparecen falsos profetas?

“Que Dios santísimo nos siga acompañando en esta ardua
tarea
la de educar con fe”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece muy apropiada la redlexión para los tiempos que estamos viviendo, al discernir cuando somos pastores, cuando ovejas y cuando borregos es de suma importancia. Nosotros Directores deberíamos ser siempre pastores y el personal del Centro ovejas y no borregos, como lo dice Jesús "sígueme que yo te guiaré"
Adelante Rommy. Gracias por este espacio. Y a ti Goyo por ser nuestro Pastor.
Eloisa Valderrama

jr.morgado dijo...

Quiero expresar mis más sinceras felicitaciones a Rommy Herrera,la autora e impulsora de este blog,quien a pesar de sus múltiples compromisos ha tenido la iniciativa de que a través de esta novedosa estrategia ponga al alcance de nosotros, los educadores populares estas reflexiones llenas de sabiduría, para acompañarnos por medio de la difusión de la palabra de Dios en nuestro diario acontecer.

Yo, desde mi posición como vocero de mis compañeros de la U. E. Fe y Alegría María Inmaculada asumo también mi aportación promoviendo este blog entre los otros voceros de las redes de escuelas, quienes estamos en la actualidad unificando esfuerzos en la lucha por nuestros derechos laborales a fin de fortalecer la fe que tenemos en nuestro Buen Pastor, Jesús a continuar firmes y reflexivos en esta dura lucha.